18 sept 2009

Mogue y la selva... Que selva!

El viaje para llegar a este pueblo es espectacular. Uno recorre como un delta muy grande, lleno de manglares, arboles inmensos y muchos pájaros para luego subir rio arriba totalmente boquiabierto. La entrada al pueblo fue con barro hasta las rodillas. La comunidad es como un oasis en medio de la selva tropical. Es una explanada de hierba y flores con cabañas elevadas y rodeada por la espesa selva. El pueblo tiene colegio, campo de futbol, baloncesto, un par de tiendecitas, un puesto de salud, una cabaña con tv y una cabaña para visitantes con tan solo una mesa y dos hamacas. En el habitan unas 300 personas de la tribu indígena embera.
Aquí nos hemos quedado 3 días. Dormimos en nuestra cabaña, sin puertas ni paredes, dentro de una tienda de campaña que nos prestaron que nos hizo de mosquitera y sobre unas finas esterillas. El sonido de la selva es sencillamente espectacular e indescriptible. No sabríamos como explicarlo pero parece que haya una fiesta constante ahí dentro. Nos organizan para que cada día hagamos las 3 comidas en una casa diferente, pagando 2$ por comida. Eso permite que cada casa pueda ganar un poquito de dinero y a nosotros nos permite ir conociendo a familias diferentes, de varias edades y con diferentes historias. Insistimos en el lujo de poder hablar el mismo idioma, porque las sobremesas que hacemos son eternas y muy interesantes. Comemos arroz, lentejas, plátano, pescado fresco, plátano frito, bananas, patacones. El arroz, las frutas y el café que tomamos lo cultivan ellos y todavía hoy siguen sin utilizar un solo fertilizante o pesticida. Todo es natural y tienen un respeto hacia la selva y hacia sus tierras increíble y eso se nota en la comida porque todo esta buenísimo (aunque poco variado).
Pocas horas después de llegar al poblado, el presidente de la comunidad nos pidió que asistiéramos a una reunión que iban a mantener con un ingles que tiene una fundación y que quiere presentarles unos proyectos teóricamente sostenibles y para el bien de la comunidad. Proyectos como plantar teka, cafetales, producción de miel, placas solares para los hogares, etc. Nos pidió que asistiéramos para hacer de traductores ingles-español porque la última vez que vino este hombre hubo algunos malentendidos y a pesar de las buenas intenciones el pueblo estaba rebotado con la fundación. Estuvimos como 2 horas de reunión, traduciendo y escuchando sus puntos de vista, tanto de la comunidad como de la fundación. No os podéis imagina todo lo que aprendimos en estas dos horas… resulto ser una tarde muy interesante.
Estuvimos hablando mucho rato con el ingles de la fundación y nos explico muchas cosas a cerca de todo lo que ocurre en estas zonas y nos puso al día de lo mal que viven algunos indígenas. Al oscurecer, el chico de la fundación tenía una sorpresa para los niños de la comunidad divertidísima. Saco ante el asombro de los niños dos maletines enormes con rotuladores y un fluorescente ultravioleta. Entonces empezó a pintar con unos rotuladores la cara de un niño pero los niños se reían porque no funcionaba el rotulador. Y de repente… Sorpresa!!! Enciende la lámpara violeta y se iluminan las pinturas!!! Los niños estaban fascinados! Con nuestra ayuda pudimos pintar a toooooodos los niños del pueblo. Algunos incluso se lavaban la cara para que les volviéramos a pintar. Fue genial! Hay varias fotos de este momento que han quedado muy chulas.
Pero el plato fuerte está por llegar. A este lugar vienen especialmente algunos fanáticos de los pájaros porque a unas 2,5 horas de caminata, se puede ver el águila harpía, que es un pájaro precioso en grave peligro de extinción y símbolo nacional de Panamá. Nos dijeron que hacía tiempo que no estaba el águila y que los turistas que venían se iban muy decepcionados, pero aun así pedimos que un guía nos llevase hasta allá. Teníamos muchas ganas de andar por la pura selva. Empezamos a caminar por los barrizales de la selva, al principio con cuidado para no mancharnos las botas pero al cabo de un par de kilómetros ya íbamos de barro hasta el culo. Al llegar a la zona del águila no vimos nada en el árbol, solo un nido muy grande en lo alto de un árbol inmenso. Después de unos minutos… “que es eso??” “ El que?? Donde??” “Uaaau, es el águila Harpia!!!” Ahí la teníamos, la madre de todas las águilas ante nuestros ojos!!! Pudimos verla!!! Después de intentar algunas fotos a lo lejos, decidimos volver a “casa”. Teníamos que recorrer de nuevo los 7km que anduvimos por la selva y barro. La ida fue tranquilita, pero la vuelta fue espectacular. Primero vimos unos monos pequeñitos que al oírnos se acercaron a curiosear, luego vimos una ranita tropical negra de putos amarillos, tucanes, aves, mariposas gigantes (como de 15cm!!). Íbamos caminados fascinados cuando oímos unos sonidos extraños a nuestras espaldas. Al girarnos vimos movimiento en el suelo pero no reconocimos al animal. Estaba tan solo a unos metros, justo en el sendero, y al acercarnos vimos que era una culebra grandecita grandecita… comiéndose a un sapo bastante grande. Si os fijáis en la foto no veréis la cabeza pero si se aprecia una patita del sapo estirada… Solo os digo que se me pusieron los huevos por corbata y notaba los latidos de mi corazón en la cabeza, pecho, manos y todo el cuerpo!! Seguimos de camino a casa y debo confesar que en ese momento ya deseaba estar en mi tranquila cabañita. Ya había visto todo y suficiente por hoy y todo de bien cerquita. Pues no!! Aun la selva tenía una sorpresita para nosotros, ya que de pronto, justo en un árbol delante nuestro había dos alacranes (escorpiones) mortales poniéndose ciegos de terminas. Un macho y una hembra. Ahí ya me temblaron hasta las uñas porque se acojono hasta nuestro guía!!! Así que mi pregunta fue.. “Cuanto faltaaaaa????” Teníamos como una risa tonta encima con un sentimiento como de incredulidad ante la inmensidad de lo salvaje. Al llegar al pueblecito, de nuevo contamos nuestras aventuras a los indígenas y se reían de nosotros a más no poder, pero por otro lado estaban muy contentos porque el águila arpía había vuelto. Pasadas unas horas, todo el pueblo sabía que el águila había vuelto al nido. Por nuestra parte, la selva se ha ganado TODO nuestro respeto.
Y así pasamos los días, conociendo a esta tribu fascinante, cultura, costumbres, artesanía, organización, vivencias… y todo esto en medio de una selva espectacular superando todo tipo de expectativas.
Besos todos y gracias por seguirnos!
Uschi y Robert

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