Hola lectores! (si es que todavía queda alguno!)
No se si quedará algún lector por el blog, pero bueno, me apetecía escribir algo espontáneo y muy cortito que quiero compartir con los que estéis por aquí!
De lo último que hicimos cuando estuvimos en Colombia, fue visitar una finca cafetera orgánica, donde cultivan café de forma ecológica y tradicional, es decir sin utilizar ningún tipo de químicos, fertilizantes ni maquinaria pesada. Su dueño, Don Elías, fue clave por sus amables explicaciones pero sobretodo porque nos demostró que detrás de cada granito de café hay un cariño, unos valores, y un trabajo de muchísimo sudor y de un valor incalculable.
Pues bien, desde aquella visita cada día que tomo un café, veo a Don Elías, con esa sonrisa tan natural, con tanta energía a sus alrededor, con un cariño y un amor inagotable hacia sus plantas, árboles, frutas, gusanos, hojas, agua y un largo etc.
Tomo muy poquito café, pero lo disfruto el doble, incluso cuando está malo!!!
Y ahora me pregunto, ¿Cómo me tomaba un café antes? ¿A qué me sabía? ¿Con qué lo relacionaba? No sé lo que hacía antes, pero ahora, gracias a personas como Don Elías, un café tiene un poder tremendo. ¡Todavía hoy me está enseñando cosas nuevas! Con todo esto, quería deciros que cada vez me parece más importante el conocer el origen de las cosas, el dar un sentido a lo que hacemos, a lo que comememos, a lo que construimos, el estar conectados con la naturaleza, con las personas, con los valores de cualquier rincón de este planeta, por pequeño que sea. Y qué difícil es cuando vivimos en una situación constante tan individualista!
Don Elías, de corazón GRACIAS por lo que su familia y Ud nos enseñaron aquel afortunado día en su pequeño paraíso. Los recordaremos SEMPRE DE CORAZON,
Uschi y Robert